7 Errores al Seducir con Miedo

En el capítulo «optimismo» de mi audiolibro «Los 15 Valores de la Personalidad Seductora» menciono la distinción entre «Seducción de Conquista» y «Seducción de Equipo».

 

(Paréntesis comercial: si te interesa la Seducción entendida como algo mucho más profundo, amplio y necesario que «ligar», creo que disfrutarás mi audiolibro. Aquí puedes leer las opiniones).

 

Representan dos paradigmas distintos a la hora de relacionarnos.

 

[Nota de sociólogo friki: si os gusta la sociología, el concepto de paradigma de Thomas Kuhn es muy interesante. Os dejo un video aquí]

 

Un paradigma no es sólo una idea, ni una teoría.

 

Es un conjunto de teorías. Todo un lugar distinto desde el que interpretar. Y para lo que aquí nos importa: otro lugar desde el que interpretar es otro lugar desde el que sentir.

 

Porque sentimos de acuerdo a cómo interpretamos.

 

En este artículo voy a analizar y comparar siete aspectos sobre cómo interpretan, sienten y actúan dos personas que se muevan en estos dos paradigmas.

 

«El conquistador/a» vs «El jugador/a en equipo»

 

 

 

I. Cuando te gusta alguien

 

El/la conquistador/a, cuando le gusta alguien, quiere conseguir a ese alguien. Bien para gustarle, bien para acostarse con esa persona, bien para tener una relación… El conquistador suele saber qué quiere antes incluso de haber conocido a la otra persona y de haberse conocido a sí mismo junto a la otra persona.

 

Domina el pensamiento a priori. Y por tanto todo lo que no sea que las cosas vayan como él o ella desean… es una pérdida de tiempo o es un rechazo.

 

Si tiene poca autoestima pensará algo similar a: «las cosas no han ido bien porque ME falta algo».

 

Si además de tener poca autoestima es narcisista pensará algo similar a: «las cosas no han ido bien porque LE falta algo».

 

El «jugador en equipo», por otro lado, cuando le gusta alguien, tiene curiosidad por ese alguien. Y quiere comprobar si ambos pueden hacer un buen equipo.

 

Tiene una actitud positiva porque sabe que tras tener iniciativa… cosas increíbles pueden suceder para ambas partes.

 

Puede formarse un gran equipo de amantes, de amigos, de constructores de una cita memorable o de una relación ejemplar… Esa persona a la que te acercas «para comprobar cuán buen equipo podéis hacer» puede terminar siendo tu pareja, alguien que te muestre un nuevo restaurante o la amiga que visitarás en Japón dentro de un año… el jugador en equipo cree que todas las posibilidades son maravillosas.

 

Domina el pensamiento a posteriori. El jugador en equipo sabe que hay cosas que desea… ¡y cosas que no sabe que desea!

 

No tiene miedo a comprobar y sabe que lo que salga de un equipo de dos personas nunca será exactamente lo que tenía previamente pensado.

 

Se creará siempre una sinergia. Algo nuevo que es distinto a la suma de las partes.

 

Obviamente las cosas no irán siempre como esperaba.

 

A veces saldrán peor… ¡y otras mucho mejor de lo esperado!

 

Y una vez vea lo que se crea, comprobará si es algo feliz y valioso, o no. Y si quiere permanecer en ello, o no.

 

[Lector superficial: eso! eso! que me haga feliz o que se eche a un lado. Que aporte… ¡o que aparte! ¡¡¡yo soy jugador en equipo!!!

 

Javi: no he dicho eso. Esa forma de pensar es paradigma de conquista. Porque de hecho estás pensando que el resultado te ha de hacer feliz a ti… o adiós.

Y no, una de las ventajas del «jugador en equipo» es que el resultado más deseado es «el escenario que nos haga felices a ambos». 

 

Y por eso, el jugador en equipo, puede interesarse por una persona por la que siente atracción, y al comprobar que la otra persona no siente una atracción recíproca, igualmente aceptar y valorar tener una amistad con esa persona. Sin ocultar su atracción, pero valorando a esa persona por muchos otros motivos aparte de lo sexual o romántico.]

 

 

II. Al tener citas

 

El conquistador -o conquistadora- tiene citas para conseguir. Y aunque a sus amigas y amigos le dice que «estoy muy bien solo/a, soy una persona completa y/o no busco nada»… tiene miedo o pereza.

 

Y a largo plazo, ni el miedo ni la pereza llevan a escenarios deseables.

 

El jugador en equipo no tiene citas para conseguir, tiene citas para comprobar y conectar.

 

Quien pretende conseguir, parte de una situación en la que le falta.

 

Quien pretende comprobar, parte de una situación en la que le sobra y está abierto/a a caminar y crear junto a otras personas.

 

Por otra parte ve completamente normal tener varias citas que «no llevan a nada». O que llevan simplemente a eso… una buena conversación y una tarde entretenida -¡que no es poco!-.

 

Pero entiende que es poco realista creer que en tres citas que ha tenido en dos meses vaya a dar con la persona adecuada con la que crear equipo.

 

Es tan lógico como que si busco el trabajo ideal con el que pasar las próximas décadas… es mejor que lo escoja con serenidad y sería raro que el primer currículum que eche se convierta en ese gran trabajo que me hace feliz.

 

 

III. El rechazo

 

Quien busca conseguir, cuando no consigue, siente frustración: «no soy feliz porque no lo consigo».

 

El rechazo de la persona que «quiere conseguir», es ataque a su autoestima. ¿Por qué no te gusto? ¿Qué me falta? ¿Qué he hecho mal?

 

Es un sufrimiento que no escojo y que me hace sentir mal. Que me quema y me hace pensar que no quiero conocer a más personas porque me volverán a hacer daño.

 

Quien busca comprobar, cuando las cosas no van como él/ella quisiera, lo toma como una información relevante.

 

Lo acepta porque da por supuesto que no le va a gustar a todo el mundo. Faltaría más.

 

Y no es culpa de nadie. El rechazo no se escoge. ¡Si a veces hay personas que nos gustaría que nos gustasen! Pero oye… la chispa no se enciende. No hay culpables ni personas que valgan menos por un rechazo.

 

Para el jugador en equipo, que comprueba, el rechazo es información, no devaluación.

 

Y claro que es retador encontrar a la persona con la que «crear un equipo feliz», pero es un reto estimulante que escojo.

 

Si esa persona que me atrae no es recíproca, o no me valora, o no me respeta… por mucho que me guste significa que no es una persona con la que tendría una relación feliz. Y es bueno haberlo descubierto a tiempo.

 

Me gusta, pero no me sentará bien. Como alimentarme de Donuts y helado.

 

Que te guste, no significa que te interese.

 

 

IV. La necesidad

 

Aquí hay dos tipos de conquistadores.

 

El ofensivo, y el defensivo.

 

El ofensivo -más habitual entre los hombres- tiene necesidad de estar con alguien, Hasta cierto punto se puede incluso «sentir menos» si no está con alguien o si hace demasiado que no tiene sexo.

 

Minusvalora tanto su propia situación, y sobrevalora tanto encontrar a alguien, que cada vez que tiene una oportunidad, la vive con miedo.

 

Miedo a no ser suficiente. A no gustar. A no saber hacer lo correcto. A ser demasiado intenso. A que se note demasiado su interés…

 

La defensiva -más habitual entre las mujeres- tiene tanto miedo a que le rechacen o le hagan daño, que se autoengaña con mucha dignidad diciéndose que no necesita a nadie. Que es una naranja completa. O que es demasiado exigente.

 

Para la persona defensiva tener iniciativa es «ser desesperada». Todo «debe fluir» y «ser espontáneo». La tolerancia a la frustración es muy baja y ante cualquier mínimo atisbo donde algo no vaya «perfecto»… no expresa sus necesidades o deseos sino que huye o evita.

 

Transmitir sus necesidades lo vive como una debilidad, ya que significa admitir que «necesita» y supone exponerse a que le hagan daño. Por ello bloquea, deja de responder, responde fríamente, se despide sin expresarse o tiene muestra otras conductas evitativas.

 

A la conquistadora defensiva, en el peor de los casos, le termina ocurriendo lo que a muchas personas con miedo a sufrir: no sólo sufren igual que el resto… sino que por evitar el sufrimiento mucho antes de que realmente suceda, por estar poniendo siempre vendas antes de que las heridas existan… alejan oportunidades de alegría. 

 

Y no hay camino sin dificultades. Además, confiar ciegamente en el destino, sin poner iniciativa, interés, buena comunicación y tolerancia a la frustración por nuestra parte… es una forma de garantizar peores destinos.

 

Por su parte, el «jugador de equipo»… sabe que NECESITA vinculación social y afectiva de calidad para una vida sana y feliz.

 

Sí.

 

La buena vinculación social y afectiva nos ha traído hasta aquí. Siglos tras siglos. Generación tras generación. Muchos estudios como el Harvard Study of Adult Development han demostrado que conseguir y cuidar buenas relaciones son el mejor predictor de la salud y la felicidad.

 

Hablé de ello en uno de mis correos. Si quieres que nuestra relación sea más intensa, recibir mis correos personales y que me puedas responder si te nace, aquí puedes suscribirte y además acceder a mi Masterclass gratuita! 

 

Cuéntate los rollos que quieras sobre que eres feliz sólo y que no necesitas a nadie.

 

Pero son eso, rollos de quien tiene miedo a conocer, aceptar y enfrentar sus necesidades.

 

¡Ojo! Buena vinculación social y afectiva no necesariamente significa una pareja.

 

Pero una BUENA pareja mejora tu vida. Aunque una mala… la destroza.

 

Por eso: ¿es mejor estar soltero o en pareja? Pues depende.

 

El «jugador de equipo» se considera a sí mism@ el principal responsable de enriquecer, estimular y alegrar su propia vida.

 

Porque es muy inteligente tener una genial relación con la persona con la que sin ninguna duda pasará la vida entera: él mismo o ella misma.

 

Y procura hacerlo tanto cuando está soltero como cuando está en pareja.

 

Pero cuando está soltero/a y le llama la atención alguien: actúa. Prueba. Y comprueba.

 

Y si encuentra una buena compañera o compañero donde las emociones son recíprocas… admite que es de las mejores cosas que le puede pasar en la vida.

 

Aunque ojo… sabe que soltero o soltera -que no solo o sola- se puede disfrutar muchísimo la vida. Mucho más que si escogemos mal una pareja.

 

Y eso, le hace más abierto/a, más fuerte y más atractivo/a.

 

 

V. El foco

 

En el conquistador domina la energía hacia la persona deseada.

 

Ahora te escribo, o ahora te ignoro. Pero haga lo que haga, lo hago para tratar de conseguirte.

 

A veces está desesperado u obsesionado y dedica toda la energía a la otra persona. Si se conecta o no se conecta. Si me ha respondido o no me ha respondido. 

 

Si se ha reído de mi broma o no lo ha hecho.

 

Otras veces está resentido/a y se cierra completamente y cree que toda la energía debe dedicársela a sí mismo porque así nadie le hará daño -aunque a sí mism@ se dice que es porque se quiere mucho y es muy exigente-.

 

Así que no contesta en varios días. O responde de forma breve o fría demostrando una actitud de protesta.

 

En el jugador en equipo domina la energía hacia ambos. En equilibrio.

 

Dedicar energía hacia ti mismo, es la mejor forma de ofrecer lo mejor de ti a los demás. Y como ya he dicho, es inteligente porque te vas a pasar la vida contigo.

 

Dedicar energía a otra persona… es una de las cosas más bonitas que se puede hacer. Porque somos seres sociables y es genial tener la capacidad de hacer sonreír a otras personas.

 


VI. La seguridad y la aceptación

 

El conquistador tiene muchas dudas. Piensa muchas estrategias. «Le escribo», «no le escribo», «ahora voy a ignorarle tres días», «no voy a hacerle un elogio para que no se me vea demasiado interesada», «voy a meterme con ella para que vea que su atractivo no me impone»…

 

El «jugador de equipo» está ahí para comprobar. Y si comprueba ocultando quién es, lo que le gusta, lo que le importa… es decir, si comprueba haciéndose pasar por otra persona… no podrá comprobar si esa persona es adecuada para él/ella.

 

Si finge, en el mejor de los casos gustará por la persona que finge ser. Y eso es un mal negocio.

 

Por lo que tiene menos dudas, está más tranquilo/a, es más seguro/a… Está encantado de apreciar y de proponer.

 

Y dará espacio para comprobar si la otra persona aprecia y propone.

 

Porque no hay juego sin propuesta. Pero tampoco lo hay sin equilibrio.

 

Actúa desde sus mejores valores, su mejor comportamiento, su mejor intención… y a partir de ahí, confía en la vida.

 

Eso no sólo le hace una persona más atractiva, sino también una persona más madura para construir una relación.

 

 

VII. El fondo

 

Si me pongo más filosófico:

 

En el fondo en el conquistador domina el miedo y la ocultación.

 

Y en «el jugador de equipo» domina el amor y la honestidad.

 

Poco más, espero que leer este artículo te haya gustado al menos un 5% de lo mucho que a mí me ha gustado escribirlo.

 

¡Felices relaciones!

 

 

Atentamente,

 

Javier Santoro

Soy Javier Santoro, sociólogo, sexólogo y máster en Salud de la Pareja.

Dirijo este proyecto e imparto clases de Máster.

Y mi abuela nunca entendió bien a qué me dedico.

Pero llevo más de 10 años ayudando de forma práctica a personas como tú a mejorar en Seducción -Con S mayúscula-.

Seducción entendida como “el arte de conseguir y cuidar relaciones satisfactorias”. Porque está demostrado que la satisfacción con nuestras relaciones es el mayor predictor de una vida feliz y sana.

Si crees que puedo ayudarte a tener la vida social, sexual y afectiva que te mereces, estoy a un click de distancia.

Javier Santoro

Sociólogo especializado en seducción y relaciones interpersonales.

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